Protusión discal L4-L5: síntomas y cómo reconocerlos | Dr. Lizón

Protusión discal L4-L5: síntomas y cómo reconocerlos

¿Te han dado el resultado de una resonancia y aparece el término protusión discal L4-L5? Es normal que surjan dudas y que incluso lo confundas con una hernia de disco, ya que ambos afectan al disco intervertebral de la columna vertebral. Sin embargo, no son lo mismo ni tienen siempre las mismas consecuencias. En este artículo te explico de forma sencilla cuáles son los síntomas de la protusión discal L4-L5, por qué aparece y qué pasos seguir para encontrar el tratamiento adecuado.

CAUSAS

¿Qué significa tener una protusión discal en L4-L5?

Antes de explicar cuáles son los síntomas de una protusión discal L4-L5, conviene entender que se trata de una protuberancia o abombamiento del anillo fibroso del disco intervertebral, que actúa como una “almohadilla” entre las vértebras.

El nivel L4-L5 es una de las zonas que más peso soporta, por lo que es habitual que aparezca aquí este problema.

Si el anillo fibroso continúa deformándose puede llegar a desgarrarse. Cuando hay un desgarro o rotura de las fibras del anillo, el material del núcleo pulposo puede entrar dentro de las fibras del anillo, lo cual puede llegar a irritar las raíces nerviosas que rodean al disco, como es el caso de la ciática por irritación, que no es por compresión del nervio.

Si, finalmente, el anillo termina por romperse y el material del disco sale hacia el canal lumbar, entonces ya no es una protusión, sino que se trata de una hernia discal, que suele tener mayor tamaño que la protusión y, por tanto, tiende a producir más molestias relacionadas con la compresión que ejerce.

espalda media

Síntomas de la protusión discal L4-L5

Los síntomas de una protusión discal pueden variar según la ubicación y la magnitud del desplazamiento del disco. Es más, no todas las protrusiones provocan molestias, como también ocurre con las hernias discales. De hecho, muchas protusiones y hernias se detectan por casualidad al realizar una resonancia por otros motivos. 

En el caso de que sí produzca síntomas, y si hablamos concretamente de los síntomas de la protusión discal L4-L5, los más habituales son:

Dolor lumbar en la parte baja de la espalda

Dolor irradiado hacia la zona glútea o la pierna, siguiendo el recorrido del nervio ciático (ciatalgia).

nervio s1

Sensación de hormigueo, calambres o debilidad muscular en la pierna.

Dificultad o molestias al permanecer sentado mucho tiempo o al realizar determinados movimientos.

Estos síntomas, como hemos dicho, aparecen porque la protusión puede irritar o comprimir raíces nerviosas cercanas, afectando en ocasiones al nervio ciático.

experto

Tratamiento de las protusiones discales

Lo primero que tenemos que tener claro es que no todas las protusiones discales requieren tratamiento. Así que, si te la han detectado por casualidad, pero no te está provocando dolor ni limitaciones ni está relacionada con las molestias que puedas tener en la espalda, no es necesario ningún tratamiento médico específico. En estos casos, lo recomendable es mantener un estilo de vida saludable, practicar actividad física moderada y cuidar la postura para proteger la columna vertebral.

En el caso de que la protusión discal L4-L5 provoque síntomas como dolor lumbar, molestias en la zona glútea o la pierna, hormigueos o debilidad, sí conviene iniciar un tratamiento adecuado y hacer un seguimiento médico. El objetivo es aliviar el dolor, reducir la inflamación y prevenir que la lesión avance

El tratamiento inicial de las protusiones sintomáticas es siempre conservador
. Estos tratamientos conservadores pueden incluir:

Medicación analgésica o antiinflamatoria para aliviar el dolor de espalda.

Fisioterapia para mejorar la movilidad y reducir la inflamación.

mejora flexibilidad

Actividad física adaptada y ejercicios para fortalecer los músculos que sostienen la columna.

Medidas posturales y ergonomía en el día a día.

Infiltraciones, que se indican cuando el dolor no mejora

con medicación oral ni con fisioterapia, pero aún no está justificada una cirugía. Este tipo de tratamiento resulta muy útil sobre todo cuando hay dolor lumbar irradiado hacia la pierna (ciática).

Intervenciones quirúrgicas

No obstante, si el dolor es muy intenso, las molestias persisten o limitan la vida diaria o si se presentan síntomas neurológicos graves (como pérdida de control de esfínteres), entonces, sí que podemos estudiar si una intervención quirúrgica puede ser el tratamiento más adecuado. 

En caso de necesitar cirugía, existen opciones mínimamente invasivas, como la cirugía endoscópica de columna, que permiten una recuperación más rápida que con las cirugías tradicionales. Esta técnica mínimamente invasiva utiliza un endoscopio de alta definición para acceder al disco dañado y liberar la raíz nerviosa, ofreciendo ventajas como menor dolor postoperatorio, incisión mínima, y menor riesgo de complicaciones en comparación con cirugías abiertas tradicionales

técnica

La importancia del diagnóstico y el seguimiento de una protusión discal

Cuando hablamos de una protusión discal L4-L5, no basta con mirar lo que dice una resonancia magnética. Muchas veces, en la imagen aparece una protusión, pero el paciente no presenta síntomas; en otras ocasiones, las molestias son intensas y la prueba apenas muestra cambios. Por eso, lo más importante es poder relacionar los síntomas clínicos con los hallazgos en las imágenes.

Saber interpretar correctamente esta información es fundamental para decidir el tratamiento más adecuado y para establecer un seguimiento personalizado. De esta forma, no solo se alivia el dolor, sino que también se previene que la protusión evolucione hacia una hernia discal que requiera intervenciones más complejas.

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